El negocio empezó como una ortopedia experimental, sus herramientas básicas eran las más rudimentarias, escofina, corcho, aluminio y a base de martillo. Lo que principalmente se demandaban en aquel entonces, eran plantillas y zapatos ortopédicos a medida que servían para prevenir posibles lesiones de los niños, lo que dio lugar a especializarse en dicho campo, y a la misma vez proveían a varias farmacias en Sevilla.
Su actividad se distribuía entre dos locales diferentes y situados en números distintos al que se encuentra actualmente, en uno se dispensaba a los clientes, toma de medidas, adaptaciones, etc... y el otro local servía de taller. A partir de 1995 todo se traslado al mismo edificio junto a la farmacia, invirtiéndose en mayor maquinaria y la incorporación de nuevo personal de asistencia y técnicos especialistas.