Mujer trabajadora:
Tú, mi bella peluquera y estilista;
que utilizas mecanismos comerciales del lenguaje,
con un ‘fashion’ ondulando por el aire
o algún ‘look’ esperando muy nervioso,
observas agitados los cabellos
y te paseas feliz por tu negocio...
Con el verso como cliente de la tarde,
soñolienta razón de algún cansancio
que te pide 'un redken' tan de moda.
Y, tú, haciendo un poema, le sonríes...
¡Y ‘te despierta’ una clienta:
-¡Juana! ...¿Cómo he quedado?...