Pero me dejaría lo más importante: me dedico a aprender todos los días, a saborear las cosas que hago, disfrutando cada momento y almacenando esos recuerdos en mi memoria, para que así nunca desaparezcan; me dedico a vivir, a vivir creando y compartiendo todo aquello que sacude mi cuerpo y mi alma, a veces bailando, a veces guiando una práctica, siempre desde mi propia esencia.