Que la función clorofílica de las plantas transforma el anhídrido carbónico del aire (CO2) en oxígeno es un fenómeno muy bien conocido. Lo que ya no es tan de dominio público es la capacidad que poseen algunas especies para neutralizar los efectos nocivos de algunos tóxicos ambientales frecuentes como son el benceno, el formol , el tricloroetileno, el xileno, el tolueno y el amoniaco.
De acuerdo con el NASA Clean Air Study1, un estudio realizado por la agencia espacial estadounidense para limpiar el aire en las estaciones espaciales, una buena calidad ambiental se logra con una planta por cada 9,3 m2 cuadrados de superficie.
La tabla siguiente2 muestra las especies con mayor capacidad depuradora frente a los citados contaminantes ambientales:
Entre todas ellas, destacan el lirio de la paz, los crisantemos, la hiedra común, la lengua de serpiente y la canción india; es decir, variedades muy comunes en nuestro entorno.